Cheerleaders (Robby D., 2008)

Siguiendo la estela del éxito de "Babysitters", Robby D. estrenó este año "Cheerleaders", otro de los gremios favoritos del porno desde el estreno en 1978 de "Debbie does Dallas". Para este vignette argumental (un producto a medio camino entre la película con argumento y la colección de escenas) el director se ha rodeado de un reparto de infarto que incluye a Adrianna Lynn, Alexis Texas, Brianna Love, Camryn Kiss, Jesse Jane, Lexxi Tyler, Memphis Monroe, Priya Rai, Shawna Lenee, Shay Jordan, Sophia Santi, Stoya, Tommy Gunn, Erik Everhard, James Deen, Johnny Sins, Mick Blue y Manuel Ferrara.




Jesse, Sophia, Stoya y el resto de animadoras llegan al vestuario tras su ensayo. Los piques adolescentes asoman y empiezan a jugar a verdad o atrevimiento (truth or dare). Mientras que los atrevimientos consisten simplemente en lamerse los pezones (aunque el último incluye unos fortuitos besos negros), las verdades serán más interesantes. Cinco de las chicas contarán una pillería sexual que el resto no conoce para acabar, tras las historias, en una orgía improvisada.



Robby D. vuelve al vignette argumental y simplifica aún más las cosas. Rebaja la trama, recurre a la técnica del flashback (que yo normalmente detesto, aunque aquí no) y lo envuelve todo en cuerpos desnudos. Las chicas están parcial o totalmente desnudas durante todas las escenas del vestuario y las historias que rememoran están cargadas de morbo juvenil y descarado. Y para articularlo todo, doce chicas espectaculares llevan el papel cantante y se entregan a la fiesta. Como siempre, el director rueda de forma impecable las secuencias, y la escenografía y vestuario van a consonancia. Así como el argumento de "Babysitters" perdía frescura tras la segunda visión y pocas escenas sobrevivían, la mayoría de las situaciones que propone "Cheerleaders" resultan interesantes y morbosas y, además, están rematadas con unas buenas escenas sexuales.



De nuevo la interpretación no es lo más importante, aunque se nota que las chicas se lo pasaron muy bien y se dedicaron a ser ellas mismas imitando a unas adolescentes típicas de comedia americana. Tal vez Stoya es la que tenía un papel más definido y, de hecho, a menudo acapara la atención del espectador aún estando vestida casi todo el rato, al interpretar a una chica tímida y apocada que resulta irresistible.



Si encontrábamos buen sexo en la aventura de las niñeras, el que nos ofrecen las animadoras de la película es aún mejor. Seis escenas brindadas con gran entrega por parte de las chicas y una muy buena edición por parte de Joey Pulgadas. Jesse Jane se enfrenta al miembro descomunal de Manuel Ferrara (atentos a las gargantas profundas de Jesse); Memphis Monroe (la que menos me gusta del grupo) comparte cama con Erik Everhard y Mick Blue; Adriana Lynn enseña lo que es el sexo a una virginal (y escultural) Shawna Lenee con la ayuda de Johnny Sins; Shay Jordan, Alexis Texas y Camryn Kiss se lo montan cada una con un chico en al sala de detenciones del instituto (atentos al tremendo morbo que despierta la fantástica Alexis y su espléndido culo); y Stoya y Brianna Love se lo montan con Manuel Ferrara, que estrena analmente ante la cámara a la delicada Stoya.


Por si todo esto no fuera poco, tras rememorar la historia de Stoya, las nueve chicas se lanzan hacia a ella y la desnudan, y con la excusa de festejar su liberación sexual dan inicio a una orgía de diez mujeres (Jesse, Brianna, Memphis, Shawna, Shay, Stoya, Adriana, Priya Rai, Lexxi Tyler y Sophia Santi). Esta escena, editada con cortes limpios, con ritmo pero permitiendo disfrutar de las chicas, con los planos y las posturas adecuadas, la locura que desprenden las actrices, el sonido ambiente de los gemidos de la diez y sin nada de música, es, sin duda, la mejor orgía que he visto en mi vida. Una estupenda escena de cierre que todavía te deja con ganas de más sexo.


En conclusión, Robby D. consigue con un argumento mínimo, pero con honestidad, situaciones sugerentes y un entregado reparto de ensueño, una estupenda película. Un filme entretenido, divertido (me encantan todas y cada una de las escenas en el vestuario), excitante y morboso; una estupenda muestra de lo que debe ser un vignette argumental y un catálogo inmejorable de las contract girls de Digital Playground.

Lo mejor: La orgía final, las escenas del vestuario y la honestidad del director

Lo peor: Que Sophia Santi no tenga escena propia




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