Pocas cosas pueden crear tanta expectación como una versión porno de "El Increible Hulk", con la gran masa verde follándose a una delicada Lily Labeau. Y más aún si la película versiona de forma seria la serie original de los años 70 y está escrita por David Stanley y dirigida por uno de los mejores realizadores americanos de cine X de la actualidad, B. Skow.
No sólo la trama, el estilo, la música (estupenda) y la ambientación es cogida de la serie original, sino también un buen número de escenas como la primera transformación de Banner desesperado bajo la lluvia junto a su coche, la máquina de los rayos gamma o la sala de contención del final, todo calcaldo por B. Skow reproduciendo el estilo setentero, una de las cosas que más renquean al principio, pero que se hace necesario para ser fiel a la serie (que nadie espere una adaptación de las películas).
La película es muy larga (cuatro horas), sobre todo debido a algunas escenas de sexo excesivamente largas para una producción de este tipo. Y, por ello, el gran momento, la primera aparición de Hulk, tarda en llegar más de dos horas. Y es una demora que fastidia ya que, aunque la trama va creando el momento idóneo y va desarrollándose a un buen ritmo, el guión se pierde en escenas sexuales de 30 minutos y la masa verde, la razón de que veamos la película, no acaba de llegar.
Pero la espera merece la pena. La primera transformación de Hulk, y todas sus apariciones, son espectaculares y están muy bien realizadas. Y no se podía haber encontrado un Hulk mejor que Lee Stone (como en la serie original, Banner y Hulk no son interpretados por el mismo actor). Stone le da la apariencia ideal y la brutalidad necesaria, sin olvidar la interpretación que requieren los momentos más calmados de la masa.
Pero junto a la trama bien desarrollada, la acción de Hulk destruyendo todo a su paso y unas convincentes interpretaciones de DaBone, Stone y Lily Labeau (cada vez me gusta más esta chica), tenemos las escenas sexuales. Tras un polvo estandar entre DaBone y Tori Black demostrando lo enamorados que están, tenemos el trío y la pequeña orgía de la película, ambas escenas historias que nos cuentan los pacientes de Banner. Y no tienen desperdicio. Marie Luv explica como ella y su novio (Jon Jon) se lo montan con una prostituta (India Summer), una escena bastante caliente que por su estilo setentero y su toque interracial recuerdan a aquel vídeo de Jimmy Hendrix con el que sorprendió Vivid hace unos años.
Tampoco desmerece la fiesta que se pega el chulo Anthony Rossano con las entregadas Alexis Texas, Sara Stone y Zoe Voss, que hacen las delicias de Rossano pese al coitus interruptus inevitable. Menos acertada es la escena entre Alec Knight y Katie St. Ives en el laboratorio para uno de los experimentos de Banner, aunque el final es gracioso, con Knight incapaz de contener la corrida al ver por el cristal a Labeau estirándose y marcando pecho.
La mañana siguiente a la primera transformacción de Banner, aún siendo Hulk, se encuentra a Gracie Glam y Lexi Belle, relajadas tras montarse una buena escena lésbica en el campo. Lily Labeau, relajada masturbándose en la bañera, imagina después que se folla a su jefe (DaBone). Pero el gran momento llega después, cuando Labeau logra calmar a la fiera verde y se folla a un enorme Hulk en el laboratorio. Sin duda es una imagen que queda en la retina, pese a que la pintura verde de la polla de Stone se vaya perdiendo por el camino.
La parte sexual, ya llegando al final de la película, la cierra un ya mayor Randy Spears, que debería empezar ya a pensar en interpretar y dejar follar a los más jóvenes. Interpreta al periodista que anda tras la pista de los experimentos de Banner y Labeau, un personaje algo irregular que, antes de visitar el laboratorio, se tira a su mujer, una recauchutada Tanya Tate.
Si veíais la serie original, os gustará rememorarla de manos del equipo de Vivid. Y si ni siquiera la conocíais y sabéis de Hulk por las recientes películas o sólo lo conocéis de oídas, echadle un vistazo a esta parodia entendiendo que versiona a una serie de finales de los años 70 y que los años no perdonan ni a la estética ni al lenguaje audiovisual.
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