The Condemned (B. Skow, 2010)


Jesse es una luchadora profesional que es raptada tras uno de sus combates. Al despertar, se verá encerrada en un edificio donde reina la violencia y el desconcierto y donde saldrá a relucir el momento más tortuoso de su pasado.

Era cuestión de tiempo que Vivid y B. Skow nos sorprendieran con un producto tan bueno como éste. Skow ya despuntó como director plenamente argumental con el genial slasher “Miles from Needles” y desde el comienzo de su carrera dejó ver un realizador innovador, moderno y visionario.


Y solo le ha hecho falta la colaboración en el guión de David Stanley (The Last Rose, 2008) para elaborar una película atractiva, interesante y que te atrapa desde el principio, con un guión bien estructurado y tramado y potenciado por una realización y producción ajustada al máximo al thriller, que sorprende en los momentos de acción y en los fragmentos de mayor intriga.


Con unas pocas escenas, Stanley y Skow logran darnos un perfecto perfil de los personajes principales y plantearnos el conflicto que desata la trama, un secuestro que llega en el momento idóneo. En la parte central del filme, consiguen atrapar al espectador con escenas impactantes llenas de violencia, desconcierto e intriga, dosificando la información sin bajar el ritmo. Y la intriga y el interés se mantienen hasta el final, tan sólido como el resto del filme.


Aunque es cierto que el verdadero final, la última escena tras la revelación final del misterio, debería haber sido otro, más lógico y coherente con el resto de la película y, sobre todo, más impactante y duro. Sin embargo, el filme sigue estando bien resuelto, cerrando la historia y abriendo nuevas vías que podrían (y así lo deseo) dar pie a una secuela.


Los personajes son sólidos e interesantes y sus intérpretes, otrora nada destacado, consiguen unas interpretaciones sólidas que bien le valdrá a Nikky Jayne una nominación a los AVN (y puede que el premio), además de a varios secundarios como Ben English o Krissy Lynn.


La película empieza con impacto, un combate de Jayne con golpes directos al espectador, y la violencia, rara de ver en el porno americano, nos acompaña todo el filme con un grupo de féminas duras, vengativas y excitantes y una dirección que se mueve sin problemas en clave de thriller agresivo y misterioso. La labor de Skow sólo desentona en un par de ocasiones (el gimnasio en la azotea y las duchas), con momentos más propios de un all-sex a lo “Big Tits in Sports" que de un thriller, aunque lo repara rápidamente con diálogos acertados y desarrollo argumental.


Y lo más sorprendente es que junto al buen trabajo argumental, Skow no sólo no descuida la parte sexual sino que consigue un fantástico espectáculo con nueve escenas (varias grupales) con anal, doble penetración, oral profundo y también sexo más suave para todos los públicos.


Tenemos dos potentes escenas lésbicas. Primero, dos parejas en las duchas: Kagney Lynn Karter y Tory Lane con fuerza por un lado, y Nikki Jayne y Faye Reagan más relajadas por otro. Y luego la protagonista, Nikki Jayne, se monta una tremenda escena con Krissy Lynn, la chica dura del grupo, que la hace sudar de lo lindo.


Antes de los lésbicos, tenemos dos buenas escenas de parejas: Ben English se lo monta con Nikki Jayne (que empieza a mostrar todo lo que dará en la película) en el gimnasio y, justo después, Kimberly Kane y Anthony Rosano nos brindan una escena oral en los sótanos donde la chica alt se esmera hasta el fondo.


La delicada Faye Reagan se deja hacer por James Deen, que disfruta plenamente de ella mientras Nikki está inconsciente, y luego, en las escaleras y ante la mirada de Nikki, que se masturba, Mr. Marcus descarga su potencia sobre Vanessa Leon.


La potente Krissy Lynn se deja ver también en un buen trío con Kimberly Kane y Mr. Pete, y Meggan Malone y Randy Spears protagonizan la escena más sosa de la película, previa a la resolución de la trama. Y es que Nikki Jayne tiene también el plato fuerte de la película, un estupendo trío con Jerry y Marco Banderas (con doble penetración incluída) y un oral en POV a Billy Glyde, que luego se queda mirando el trío en el gimnasio. Una tremenda escena que vale, por sí sola, la visión de la película. Posiblemente, la mejor escena del año.


En conclusión, una película interesante, diferente, bien hecha y con una gran parte sexual que supone, sin duda, uno de los mejores filmes del año, un muy fuerte candidato al AVN a la mejor película y una magnífica prueba de que Vivid sigue viva pese a la marcha de Paul Thomas gracias a un estupendo relevo generacional.

Lo Mejor: Niki Jayne, las escenas de violencia y las de sexo
Lo Peor: que no resuelvan la película de una forma más dura



















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