Never say never (Brad Armstrong, 2009)

Las grandes producciones y los buenos guiones no es lo único que ha convertido a Brad Armstrong en el director estrella de Wicked Pictures y uno de los más respetados del porno americano. Y es que junto a las grandes películas, Armstrong crea cada año un buen número de películas ‘menores’ que llenan el catálogo. No nos engañemos, algunas son una chorrada o vignettes sin fuste donde tampoco se atreve a arriesgar en el sexo. Pero entre todas, encontramos buenas comedias, thrillers discretos pero atractivos, y también tenemos la suerte de encontrar películas que, sin un gran argumento (o ninguno) ni una gran producción, son una delicia bien por una idea original o, simplemente, por ser ingeniosas y atractivas. Y este es el caso de “Never say never, un vignette argumental protagonizado por Kaylani Lei que entretiene y excita a partes iguales.

La sabiduría popular dice que hay cosas que no hay que hacer nunca. Meter los dedos en un enchufe, cruzar la calle sin mirar, liarte con la ex de tu mejor amigo o mezclar los negocios con el placer. Kaylani lo tiene muy claro, pero cuando se dice que no debe de hacer algo, termina haciéndolo. Y la experiencia termina dándole una nueva filosofía. Nunca digas nunca.

Never say never” no se resiente por el hecho de no tener una trama y da más que un simple vignette porque sí tiene un buen hilo conductor. Armstrong empieza con un acierto antes de pasar a las escenas: tres secuencias cortas y divertidas que nos sitúan ante lo que vamos a ver después, es decir, a Kaylani diciendo lo que nunca se debe hacer y cayendo, acto seguido, en la tentación. Así, la introducción tiene ritmo, humor y una función argumental.

Y después, pasamos a la parte central del filme. El primer nunca del filme es el de no tirarse al exnovio de tu amiga, y Kaylani se tira, sin embargo, a Danny Mountain para terminar siendo descubierta por la amiga cuchillo en mano. El segundo es el de no mezclar los negocios y el placer, por lo que Kaylani se tira en la oficina a su jefe y a su compañera de trabajo (Brad Armstrong y Tory Lane) y termina despedida.

Más tarde, Kaylani nos aconseja que nunca crucemos la calle sin mirar a los dos lados. Ella lo hace y se encuentra con su exnovio (Eric Masterson) y la nueva chica de este, la superneumática y apetecible Jenna Presley. Los celos la corroen, intenta disimular y vemos, instantes después, como se lo montan en su casa Masterson y Presley.

El siguiente consejo es que nunca te vean sudar, que no noten que estás nervioso ni sufriendo. Armstrong lo saca de contexto y nos trae a una sudada Kaylani en el gimnasio follándose a dos chicos que estaban entrenando (Marcus London y Tommy Gunn). El siguiente es tentador (y divertido) desde el principio: nunca hables con la boca llena, y eso es precisamente lo que hace Kaylani mientras se la chupa a Brad: coger el teléfono para atender la llamada de su novio.

Más tarde Kaylani recurre a un clásico: no te subas al coche de un extraño. Pero esta vez decide ser prudente y no se sube cuando Derrick Pierce se lo ofrece mientras va sola de noche por la calle. Unos metros más adelante se lo pide a dos prostitutas (Alexis Texas y Angelina Valentine), que sí se suben con él y a las que se folla más tarde en el garaje. Y en la siguiente escena, vemos a Kaylani en la tienda de su padre que le dice en mandarín que no debe salir con chicos de otras razas, a lo que ni corta ni perezosa Kaylani responde tirándose al semental negro Deep Threat.

Tras la escena interracial, aparecen los créditos finales; pero Kaylani los aparta de un manotazo para dar paso a la última escena. “Siempre he dicho que no haría nunca anal ante la cámara”, dice Kaylani, “pero como dice el título, nunca digas nunca”, sentencia, para ofrecernos una escena anal con Brad Armstrong. Y es que Never say never” se estrenó anunciando el primer anal de la actriz asiática y, aunque breve y de una sola postura (ella tumbada boca arriba) resulta un fantástico estreno anal.

En resumen, “Never say never” es una película entretenida, excitante, amena, divertida en varias ocasiones y con un buen reparto. Puestos a no hacer grandes producciones o brillantes guiones, siempre es mejor películas como ésta, argumentales, pero sin trama e ingeniosas, que no un bodrio argumental infumable. Y Armstrong acierta de pleno en este filme que Kaylani domina de principio a fin. Y eso que cuando se estrenó pasé de verla; pero bueno, nunca digas nunca.

Lo mejor: La impresionante Jenna Presley, la idea, el estilo y la dulce Kaylani

Lo peor: Que a Armstrong no se le ocurran más a menudo pelis así


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