Roxy DeVille es la hija consentida de un mafioso italoamericano que descubre a su novio en la cama con otra. Sin pensarlo dos veces, le pide a su padre que lo mate, pero el capo tiene asuntos más importantes a los que atender. Así que Roxy decide pedírselo directamente a uno de sus secuaces a cambio de sexo. Sin embargo, los hombres encargados de matarlo meterán la pata una y otra vez hasta hartar a la princesita.
Argumentalmente, poco más se le puede pedir a una comedia de estas características. Una historia sencilla pero efectiva, un buen desarrollo de guión, situaciones divertidas y un buen trabajo de los actores. Y esto es lo que logra Stormy Daniels en su doble trabajo como directora y guionista. Una serie de encuentros y desencuentros protagonizados por personajes que, aunque arquetípicos, logran dar cuerpo a una película entretenida, divertida y sin grandes fallos.
Roxy DeVille hace un buen trabajo encarnando a la princesita mafiosa despechada, pero son Tommy Gunn y Tony deSergio los que, aunque con una clara sobreactuación, conducen la comedia con sus continuos desatinos en su misión.
En el terreno sexual, la película no eleva el tono al que nos tiene acostumbrados Wicked Pictures, pero nos regala una buena actuación de todos los performers. DeVille tiene dos escenas, una con Derrick Pierce y otra con Tommy Gunn. Pierce abre el filme con una buena escena con la fina Kaylani Lei, y Toni deSergio intenta dominar a la tremenda Veronica Rayne, la mujer del capo mafioso, en una de las mejores escenas de la película. Y rompiendo el molde y destacando, también, con un buen resultado, tenemos una orgía en la que participan Alexa Jordan, Ethan Cage, Gianna Lynn, Jack Vegas, Lexi Lamour, Mr. Pete, Nikki Rodees y Tony De Sergio. Sexo comedido pero llevado a cabo con pasión.
Wicked y Stormy Daniels logran con esta película demostrar que no es necesario un despliegue como el de la decepcionante "Operation Tropical Stormy" cuando lo que se pretende es divertir y entretener (y excitar, por supuesto).
Lo mejor: el guión
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